Nuestras raíces, ramas y redes por el aire salino del puerto
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Es conocida nuestra raíz melómana, el comienzo dosmilero de la radio bajo un ímpetu estrictamente musical. Lxs pionerxs traían sus joyas personales al estudio, discos originales y piratas, o pendrives metálicos con artistas de todo el mundo. Nuestra envidiada base de datos, conocida en clave como La Radioteca, crecía como una cachorra al alero de múltiples y amorosos cuidadores.
A través de los años ciertamente mutamos, cambiamos de rumbo, estuvimos a punto de morir y renacimos en nuevas ramificaciones y posibilidades de ser y hacer radio. No obstante, la pulsión melómana caminaba con nosotras, preguntándonos ¿y ahora qué? Y le respondimos con más programas, DJ´s, entrevistadxs, transmisiones y experimentación sonora.
Nuestra raíz bajó profundo por la tierra salina del puerto, encontrándose con una trama viva y caótica de proyectos, organizaciones, bandas, compañías de teatro y danza, narradores, poetas y artistas de todo tipo, reconociéndonos en un interés y deseo común: la evidente visibilización de su obra, pero también en la necesidad de conversar sin límites de tiempo, reflexionar y analizar críticamente su quehacer sin perder de vista el contexto político y territorial, desarmando así la lógica radial de los segundos contados para una invitación rápida a la obra/película/estreno/lanzamiento en cuestión.
Sería larguísimo nombrar y detallar todas las veces en que nuestras producciones radiofónicas canalizaron las expresiones culturales de la ciudad y la región, pero nos vienen a la memoria programas como El Espacial (2013-2018), que transmitió tocatas grabadas en Bar La Cantera, entrevistó a las porfiadas bandas de la ciudad que siguieron haciendo música por décadas a pesar de los pagos en cerveza de algunos pésimos locales y analizó tema por tema discos enteros, que eran reproducidos fielmente en el orden en que fueron grabados en algún estudio autogestionado de la región. Era una tarea ardua, pero retribuida por el agradecimiento de lxs radioescuchas y de las bandas por este viaje cósmico -fuera del tiempo- para sus discos.
Otro espacio atesorado en nuestro baúl sonoro fueron las transmisiones desde la Feria del libro independiente de Valparaíso, que en su versión anual corresponde a la Feria Internacional del Libro de Valparaiso FILVA (FILVA). Desde el 2016 al 2018 nos unimos como medio a esta iniciativa gigantesca impulsada por la poeta, editora y gestora cultural Gladys Gonzalez Poeta Editora, que busca relevar, apoyar y visibilizar la edición independiente local y de otras latitudes, desde una perspectiva crítica y feminista.
Transmitimos como Radioneta y en muchas ocasiones en conjunto con Radio Placeres a la Izquierda del Dial, lo que nos planteó interesantes desafíos técnicos y de coordinación. No importaba si llovía, pegaba directo el sol en la carpa blanca de la Plaza Sotomayor, o la ventolera del Cerro Cárcel nos volaba los apuntes, estábamos felices de estar ahí y entrevistar a toda la cadena del libro: editoriales, autoras, autores, compiladores y antologadores.
Un sello de las transmisiones fue abrir el micrófono a la lectura de textos por parte de sus propixs autorxs, generando un silencio extraño en medio del ajetreo de la feria: todxs escuchábamos atentamente pues sabíamos que estábamos frente a un momento único y raro.
Nunca nos compramos el “Valparaíso, ciudad cultural” porque nos olía a slogan rancio para favorecer la gentrificación y disfrazar el abandono del puerto en una postal ondera. No queríamos ser una vitrina de la oferta cultural, queríamos ser parte de la fauna cultural, y mirando hacia atrás desde el futuro apocalíptico del 2020, creemos que lo logramos.
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